Si te dijeran que te van a regalar un carro, y que este es el que tendrás para toda tu vida.

¿Cuales características buscarías en el?

Muy probablemente lo cuidarías mucho, pues es el únicol que tendrás. Si le oyes algún ruido, intentarías corregirlo lo más pronto posible, aplicarías aditivos al motor y a la caja con la intención de que duren el mayor tiempo posible.. mantenerlo limpio no sería una opción, sino una necesidad.

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Pero, ¿Pasaría igual si supieras que anualmente vas a tener un auto nuevo?

No creo, pues esa posibilidad de cambiarlo, te da la tranquilidad mental de que es reemplazable.

Pero ¿sabes una cosa?

Tu cuerpo no es reemplazable.

¿Crees que le das el suficiente cuidado y atención que se merece?

¿Comes sano, haces ejercicio, duermes lo necesario, evitas los excesos de alcohol y grasa?

En general, nada de eso se hace, y pensar que es lo único que vamos a tener con nosotros para siempre.

Es el templo en el que se guarda nuestra mente, nuestro espíritu, y a pesar de eso, no se le procura el cuidado mínimo necesario, no siempre ni la mayoría de las personas.

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Y ni hablar de que hacemos para cultivar nuestra mente, pues de la misma forma que se hace necesario el cuidado del cuerpo, hay que ser cauteloso con lo que permitimos a nuestros ojos captar u a nuestra mente procesar, considerando que el espíritu, energía, alma o como le quieras llamar es eterno…

¿Qué cuidado debemos procurar a algo que es eterno?

¿Te has preguntado eso alguna vez?

Vivimos el hoy con un cuerpo que está sujeto a claudicar en cualquier momento, pero eso tangible sirve de vía (durante ese momento llamado vida) a un algo que es etéreo y eterno, vaya manera de complementarse.

¿Se debe cuidar más aquello que es eterno? ¿Cómo?

Te invito a ser parte de