Alguna vez tuve una mascota...

Me gustan los animales pero desde que inicie los estudios universitarios y luego comencé a ejercer mi vida fue muy agitada con muy poco tiempo disponible, no pude permitirme una mascota, de hecho en los últimos diez años ni siquiera habia considerado tener una, sin embargo alguna vez en mi adolescencia hubo una que me dio grandes momentos de alegría.

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Freya... Fue el nombre que decidí colocarle a aquella cachorra que me obsequiaron, una mezcla entre lobo y chao chao...

Ella era bastante lanuda, aun recuerdo el filo de sus colmillos de loba, eran tan afilados que incluso cuando intentaba jugar hacían daño.

Diría que ha sido mi primera y única mascota hasta la fecha, para entonces tenia mucho tiempo libre y emocion por ella asi que mis cuidados fueron muy personales, pude verla crecer y entrenarla a gusto.

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Dicen que cuando son cachorros se les pone la comida y debemos meterles la mano para enseñarles que no deben mordernos incluso en esas circunstancias que suelen ser muy fieros, así que cierto dia crei que era el momento de enseñarle, decidí meter mi mano en su plato y ella quiso darme una advertencia tal vez, pero siendo sus colmillos tan afilados logro herirme de forma superficial, me hizo sangrar.

Aún era una cachorra, pero recuerdo que le di tremenda corrección, luego no jugué con ella por unos dias y ella me miraba desde lejos con tristeza, hasta que decidí perdonarle... Desde esa vez y hasta el ultimo dia ella cada vez que se acercaba a mi o yo a ella ponia parte de su lengua fuera de su hocico, yo lo entendía como una garantía de que no podría morderme.

Aquel acto me sorprendió mucho, ella siempre demostraba inteligencia pero morder aunque fuese jugando era algo que al parecer no podía controlar, entonces ideó aquella estrategia tan sabia para tener un auto control de su instinto.

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Pasamos un par de años juntos compartiendo, quizás un poco más...

Un dia cai en cama con gripe, recuerdo como estando en mi cuarto Freya llegó ahí, debido a mi gripe habían pasado algunos días sin vernos. Ella tenía prohibido entrar a la casa y en más de una ocasión escuchaba cuando mis familiares la espantaban porque estaba intentando entrar a casa, nunca antes se mostró tan insistente por lo que me sorprendí, pero crei que solo era porque me extrañaba.

Ese dia que llego a mi cuarto seguro no habia nadie que la espantase y aprovechó el momento, no se acercó a mi, solo se detuvo a 2 metros de distancia de mi y desde ahí me observó por unos 5 minutos aproximadamente y luego se marchó.

En ese instante no lo supe, pero aquello era el adiós... Pasadas unas horas estando en cama me llegó la noticia de que Freya estaba mal, al parecer la habían envenenado, pero por alguna misteriosa razón no moría sino que estaba en una especie de agonía, recuerdo que hicieron que me levantase de la cama para darle leche, decían que por eso no moría, porque esperaba esa despedida.

Como pude me levanté y salí de la casa para mirarle tendida en el suelo agonizando, al darle la leche Freya murió en mis brazos. Si... aquí cualquier cosa que pueda escribir no podrá expresar lo que sentí.

No quise volver a experimentar algo así, desde entonces aun cuando pude nunca volví a tener mascotas.

Ahora mi madre está ofreciendo regalarnos un cachorro de pincher para las niñas, no es que tengamos espacio donde alojarlo, sin embargo no pude evitar recordar a Freya...

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