Un niño muy especial

Todo ocurrió un domingo, estaba en el estacionamiento de mi hogar, haciéndole mantenimiento a mi vieja camioneta, preparándola para el inicio de la semana, se acercaba el momento de terminar e ir a mi casa a descansar y vagamente escucho mi celular, traté de no prestarle mucha atención pero decidí contestar y observe que era mi novia, supuse inmediatamente que era para salir y de hecho fue así, le reproché mucho no salir por el tema de la inseguridad, la hora y todos esos motivos que ahora nos encierra en nuestros hogares, al final entre palabras molestas terminamos la llamada con no salir, inmediatamente pensé… tiene razón creo que necesitamos algo de distracción aparte de eso pensé ando algo corto de dinero y bueno salir implicaba endeudarme pero bueno que podría salir mal ?, le devolví la llamada y le dije vístete rápido que en 10 minutos salgo, guarde todo y subí a prepararme.

Entre dudas y pensamientos que me decían que no era buena idea estar en la calle tan tarde inicié mi trayecto para buscar a mi novia, este trayecto iniciaba en la cota mil, la cual es conocida como una arteria vial muy importante de Caracas, Venezuela. Justamente al entrar a esta vía puedo observar una camioneta a una distancia de 15 metros en la cual iban dos personas que por sus siluetas asumí que eran una mujer y un hombre, para mi desgracia noto que el vehículo gira y en cierta forma bloquea mi camino, mi reacción fue frenar de lleno y observar que iba ocurrir, por mi cabeza surgieron muchos escenarios, entre ellos secuestro, robo, heridos, pero este no fue el caso. Al ver detalladamente que ocurría se abrió una de las puertas y es arrojado un perro, acto seguido la camioneta tranca la puerta y acelera rápidamente. Justo en ese momento una serie de sentimientos me invadieron, uno de estos fue rabia por presenciar tal acto, el perro al ver que sus dueños se alejaban el corrió con todas sus fuerzas, pero nunca pudo alcanzarlos, es un perro pequeño.

Al ver que cada vez se alejaban más y más dejó de correr, vio hacia los lados y solo siguió caminando, yo por mi parte sin aliento aceleré y me detuve justo a su lado, en plena vía apagué el vehículo como pude y me bajé a llamarlo. Sin pensarlo lo llamé ¡niño!, volteó y moviéndome la cola se me acercó de forma muy sumisa y sin miedo alguno, me dio una vuelta y con sus dos paticas delanteras trató de abrazarme, con una tristeza profunda lo abracé y lo monte en mi vieja camioneta, manejando entre lágrimas y escuchando sus chillidos los cuales asumo eran de temor alimentaban el profundo dolor que sentí al ver tal acto, abandonar a un perro en una calle con el propósito de que algún carro acabe con su vida. Llegamos a la casa de mi novia y si se sorprendió, pero más aún se alegró, le explique lo sucedido y bueno surgió mi gran incógnita, en mi casa viven tres perros grandes que puedo hacer ??????? mi primera opción fue mantenerlo dos días y ponerlo en adopción, cosa que el "niño" logró hacerme cambiar.

No les miento durante ese par de días me demostró lo especial que era y con su dulce mirada me cautivó. Durante esos dos días unos vecinos me ayudaron a publicar sus fotos en redes sociales y en cuestión de horas muchas personas me preguntaron por él, pero poco a poco me fui encantando hasta que decidí adoptarlo. Esta corta historia la relato con el propósito de crear conciencia y hacernos más humanos, estos animalitos tienen sentimientos y deben ser tratados como un ser humano con respeto y amor. Abandonarlos no es una opción y en el peor de los casos buscarle un hogar sería lo mejor. Actualmente mi visión es irme del país por motivos que todos los venezolanos ya conocemos y sea como sea me lo llevo a así deba ahorrar un poco más por él. Aquí les muestro unas fotos, por cierto, lo llame Kanté y hace caso a su nuevo nombre, al principio le costó, pero con muchos besitos y comidita me lo aceptó.