El Cristiano no nace, se hace.
No nacemos, sino que nos vamos haciendo. se puede pensar que es normales una primera fase, la del nacimiento del cristiano. Pero gracias a la evangelización el cristiano llegara a tener la relevancia social que hemos conocido hasta hoy.
Eso no se debe ni a su origen ni a si mismo se forma p arte en la formación de una cultura, pero también es cierto que supera siempre a esa cultura. Desde su orígenes, la Iglesia reunió hombres y pueblos de todas las razas y lenguas en una nueva comunidad y fraternidad. La situación de cristiandad que hemos conocido hoy en día es algo evidente creer en un Dios que se da a conocer personalmente, enfocarla vida hacia Jesús que prosigue su obre de salvación y vivir según el evangelio.
Nos hacemos cristianos, sino que nos vamos haciendo Esta convicción debe acompañar toda nuestra reflexión sobre la catequesis. Es verdad que muchos siguen todavía vinculados a la Iglesia y a la fe cristiana por tradición y educación. De hecho, nuestra catequesis se dirige a la mayor parte de aquellas personas que cuyo corazón ha sido tocado estando completamente impregnados por la secularizacion de la cultura. Su problema no es saber de haber descubierto esta fe como una fuente de esperanza y de alegría. Que haya jóvenes y adultos que eligen conscientemente hacerse cristiano es un signo alentador. Son los pioneros de los futuros caminos del cristianismo en una sociedad que ya no es apenas cristiana y, precisamente por eso, se convierten en testigos de la fe. Las experiencias que se llevan a cabo en el marco del catecumenado de adultos adquieren un significado tipo paradigma.
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