Noche de inmensa alegría; viajo a ver a mi amiga María
Noble vendedor de sueños gran amigo de la infancia.
Intercambio sabores por risas y me añade un encuentro
Disfruto el afable regalo con ácido aroma en el viento.
Disfruto encontrar a María quien me ayuda en mis tormentos
Gran amiga sin duda María, toda llena de talentos.
Aquel conocido saludo de un ameno compañero
Le pido un regalo oportuno para acompañar la noticia.
Entonces la nueva María se presenta con grata ofrenda
Aquel agradable gesto me introduce a narrar mis vivencias.
Señalando conocer a María, a la vieja conocida
María la nueva se avoca a intercambio.
María la antigua se pone en presencia
La nueva me deja pasmado, denota una absurda belleza.
No cabe en mí la alegría y comparto con ellas encuentro
Se hace la nueva María una fuente de grandes anhelos.
Gracias eternas Marías, gracias por sus complementos
Son musas notorias Marías y artífices de gratos momentos.
La antigua merece custodia; la nueva mi amor eterno.