Un río, varias caras

Algunos lo llaman ríos y otro arroyo, la diferencia es sutil y quizás por eso algunos carteles y cartografías no se llevan de acuerdo. Me refiero al Nant y Fall cuyo significado en castellano justamente es “arroyo de los saltos”.

Lo cierto es que este río nace en el Lago Rosario y luego de recorrer unos 18 kilómetros desemboca en el río Corinto que a su vez desagua en el Futaleufú, todo esto muy cerca del pueblo de Trevelin (pueblo del Molino) en la provincia de Chubut.

En sus nacientes y por unos pocos kilómetros posee una gran cantidad de meandros y sus costas están pobladas de mallines y fango lo que lo convierten en un trayecto difícil de recorrer y pescar, hay que tener mucho cuidado en no caer en algún pozo oculto por la vegetación que de lejos parece cesped sobre tierra firme.

Sin embargo es uno de los sectores más bellos: el agua transparente y pura discurriendo lentamente, la paz, la soledad, el marco de las montañas con nieves eternas de la Cordillera de los Andes, todo crea la ilusión de estar en un paraíso. Realmente es una sensación maravillosa, para encontrarse con uno mismo.

Llegando a la ruta provincial 17 que une Trevelin con Corcovado lentamente va cambiando de fisonomía, el lecho se puebla de grandes piedras y la corriente se acelera. Luego del puente sobre la ruta por un corto trecho se hace un más profundo y encajonado, hasta que se llega a la primera cascada, un salto de pocos metros que anticipa otros seis saltos, cada vez más altos.

Unos pocos kilómetros aguas abajo se encuentra la reserva natural Nant y Fall, aquí el río corre dentro de un cañón e incluye los tres saltos más importantes: la Petisa, las Mellizas y el Salto Grande, este último posee una cascada de más de 60 metros de altura. Desde esta reserva se tiene una gran vista del cerro Trono de las Nubes y también del valle 16 de octubre. Nadie diría que este río sea el mismo de sus nacientes.

Un corto trecho después del torrente y las ruidosas cascadas vuelve a cauces más tradicionales para unir sus aguas de manera tranquila al río Corinto.

En varias oportunidades he pescado el río desde el puente hacia sus nacientes en el lago, también he ido hacia el otro lado, hasta llegar a la primera cascada, en alguna oportunidad intenté llegar a la segunda pero solo logré escuchar el estruendo del agua en su caída. No existe camino, solo algún sendero de trekking de bastante dificultad, poco aconsejable para pescadores que utilizan equipos muy diferentes al de los senderistas, no digo que no se pueda llegar sino que es un tanto más peligroso y cansador, con los waders y las botas de vadeo se hace complicado.

En los dos últimos años ya no pude ir, desde el puente hacia las cascadas se vendieron los terrenos, se han loteado y se está desarrollando un emprendimiento estilo barrio privado, no dejan pasar más. Por suerte aún nos quedan las nacientes sobre el lago Rosario, esperemos que por mucho tiempo más.

La fotografía es de mi propiedad.
Héctor Gugliermo

@hosgug