Un bar particular

Desde hace tiempo estoy buscando un bar o cafetería donde poder tomar mi cortado en jarrito con una medialuna, costumbre que vengo practicando desde hace muchos años y que no estoy dispuesto a olvidar.

No soy demasiado pretencioso, solo deseo un lugar silencioso (lo cual no es difícil de conseguir a las 7:00 AM), que ofrezca un café decente y el diario Clarín disponible para los clientes como es costumbre en el microcentro porteño hace ya bastantes años.

Como ven mi lista de deseos no es para nada caprichosa, no pido demasiadas cosas y ninguna es extravagante ni compleja, pero de todas maneras en los últimos tiempos no he podido conseguir uno que cumpla con todas mis expectativas, añoro el bar ubicado en la esquina de las calles 25 de Mayo y Perón, cerró hace algunos años y nunca conseguí algo semejante .

Por razones que no vienen al caso oculté el nombre del bar, confitería y restaurante

En los últimos meses encontré este sobre el que les mostraré varias fotografías, el café es bastante bueno, la medialuna de las mejores de la zona, pero nada es perfecto y tiene algunos defectos, por ejemplo el diario llega tarde, varias veces incluso cuando ya se me hace tarde y tengo que partir a la oficina. Otro problema es la falta de puntualidad en abrir, en ocasiones cuando llego a eso de las 7:00 ya está abierto y en otras hay que esperar algunos minutos afuera, en esta época eso es bastante riesgoso, fundamentalmente porque el frío a esa hora se siente y ni les cuento si además llueve.

Algo bueno es la decoración y es donde quería llegar. Ya desde el primer día reparé en los cuadros de fotografías antiguas; a mí que me gusta mucho la historia, me parece absolutamente agradable y placentero por observar esas fotografías antiguas enmarcadas, cada una con su propia iluminación y con una inscripción que aclara (por si hiciera falta) el lugar, la fecha y el motivo de la misma.

He podido observar por ejemplo como se veía un conventillo del populoso barrio de La Boca (mi barrio de la infancia) hacia fines del siglo XIX, también la recova de la Plaza de Mayo en los primeros años del siglo XX. Las fotografías muestran todo lo que ocurría y como se veía el Buenos Aires de esa época: la famosa avenida Corrientes cuando era angosta, la española avenida de Mayo con sus tranvías y automóviles Ford T, los carros tirados a caballo y los transeúntes con sus trajes de época, todo un sinfín de situaciones reflejadas por las cámaras de entusiastas de la fotografía.

Es un placer observar ese pedazo de historia, cuando la Argentina era un país pujante al que muchos quisieron venir desde la lejana Europa, quizás porque mi abuelo vino de Italia o la madre de mi abuela de España, quizás porque mis padres pasearon o trabajaron en esos lugares cuando fueron jóvenes, todo eso hace que me atraiga tan profundamente.

Lo cierto es que la muestra es muy buena pero una vez que la disfruté algunas veces y le tomé fotografías volví a pensar que en ocasiones abren tarde o que el diario no está a la hora en que debe y me busqué otro lugar o mejor dicho sigo buscando porque en el Buenos Aires modernos los lugares de comidas rápidas han incluido desayunos rápidos e impersonales donde no te ofrecen el diario, donde el café es aguado y la medialuna parece de plástico pero crease o no, los bares tradicionales cada vez son más escasos y los que yo busco parecería que no existen más.

Todas las fotografías son de mi propiedad
Héctor Gugliermo

@hosgug