La proeza del Mimosa
Era una álgida tarde de invierno austral, el almanaque indicaba que era 26 de julio del año 1865. Ciento veinte cruces habían tachado igual cantidad de días desde que partieron del puerto de Liverpool. El velero bautizado Mimosa transportaba esta vez un cargamento muy diferente a lo que estaba acostumbrado, llevaba a bordo 156 personas, casi todas familias.
Maqueta del velero Mimosa
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Tras sortear innumerables circunstancias, la mayoría de ellas infortunadas, ingresaron al golfo que hoy se conoce como Nuevo pasando entre Punta Ninfas y la península Valdés. La primera inmigración Galesa había llegado a la despoblada Patagonia Argentina, huyendo de la persecución a la que estaban sometidos y que no les permitía profesar libremente su religión, sus costumbres ni su propio idioma.
El velero que los transportaba había sido contratado para la ocasión gracias a su perfecta hoja de servicios que incluía casi una treintena de viajes por todo el mundo donde demostró su confiabilidad, rapidez y fortaleza para sobrevivir a gran cantidad de calamidades como tempestades, piratas y hasta motines.
El día 28 de julio a las 11 de la mañana los inmigrantes galeses descendieron del velero para poner por primera vez sus pies en un país tan lejano como ignoto. Comenzaba una aventura que se extendería hasta nuestros días. Se asentaron sobre el litoral marítimo, muy cerca de la desembocadura del río Chubut y desde allí extendieron sus exploraciones por el cauce del río hasta la Cordillera de los Andes donde fijaron poblaciones en Esquel y Trevelin. Su epopeya será otra historia.
Respecto al velero se han escrito libros, poemas y hasta canciones resaltando su gesta y la ayuda inconmensurable al asentamiento galés, hasta ha sido motivo fundamental en la creación de jerarquías entre los migrantes, primeros siempre los que llegaron en el Mimosa, después el resto.
Sello postal del centenario del viaje
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En el año 1965, al cumplirse el centenario del viaje, la Argentina conmemoró al Mimosa tanto como a las primeras familias de colonos con una estampilla alusiva.
En el año 2008 la Sociedad del Patrimonio Galés de Merseyside (el puerto de Liverpool está en ese condado) aprovechando la elección de la ciudad de Liverpool como “Ciudad Europea de la Cultura” para ese año, quiso homenajear al Mimosa de una forma especial, no solamente por ese viaje histórico que unió definitivamente a dos países tan distintos y lejanos sino también porque el velero en cuestión se convirtió en un componente importante en la historia marítima del puerto. Para ello se encargó la construcción de una réplica a escala del famoso clíper aunque la tarea sería ardua ya que los planos originales ya no existían.
La construcción se encargó a Tony Fancy, un famoso y laureado constructor de modelos a escala para coleccionistas y museos de todo el mundo. El 27 de setiembre de 2008 el trabajo fue presentado al Museo Marítimo de Merseyside en el marco del festival llamado “Recordando el Mimosa”. Se recibieron mensajes de salutación y felicitación por tan feliz idea por parte de toda la colectividad galesa de Argentina: la Asociación San David de Trelew, la Asociación Punta Cuevas de Puerto Madryn, la Asociación Galesa de Educación y Cultura Camwy de la localidad de Gaiman, de todas las escuelas galesas de Esquel y Trevelín y también de otras colonias galesas diseminadas por el mundo como por ejemplo la Asociación Galesa de Toronto en Canadá.
Desde hace más de 160 años al puerto de Liverpool se lo conoce como Albert Dock y es una de las seis locaciones que componen el centro de la ciudad marítima y mercantil nombrada como Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Héctor Gugliermo