La legión extranjera patagónica

in #spanish6 years ago

Luego de una agotadora jornada de pesca sobre el majestuoso río Limay, aguas debajo de la represa de Pichi Picún Leufú, acostumbramos regresar al hotelito del pueblo de Piedra del Águila para darnos un baño y salir nuevamente a cenar en alguno de los 3 o 4 restaurantes que existen.

Durante la cena solemos repasar la jornada contando lo que pescó (o no pescó) cada uno, luego de regreso al hotel los que tienen ganas se reúnen en una delas habitaciones o en el hall para dar rienda suelta a la charla amigable y extender el placer de compartir hasta que el sueño mande otra cosa.

Uno de los muchachos a quien yo conocía escasamente comenzó a hablar de las andanzas de un policía en los primeros años del siglo XX. El cuento se ponía cada vez más interesante y la charla se extendió más allá de lo recomendable.

En 1910 se creó la policía fronteriza bajo la presidencia de Roque Saenz Peña, en poco tiempo la gente comenzó a llamarla “legión extranjera” porque estaba integrada por hombres de nacionalidades diversas y porque los antecedentes de cada uno no resistirían el menor análisis de honradez.


Policía fronteriza de Chubut

Fuente

En la Patagonia y para la provincia de Chubut se designó comandante al mayor Mateo Gebhard, un Suizo que a sus 20 años era guardiamarina de un buque de guerra alemán que por alguna causa recaló en el puerto de Punta Arenas, Chile y desertó escapando luego de golpear a un oficial superior.

Anduvo años deambulando por la Patagonia argentina trabajando de cualquier cosa hasta que ingresó al ejército argentino. Luego de algún tiempo donde su foja de servicios fue impecable lo convocaron para organizar la policía fronteriza de Chubut.

Fue un tenaz persecutor de todo bandido y cuatrero que asolara su distrito, entre sus más célebres cacerías estuvo la de Wilson y Evans, dos norteamericanos que vinieron a ocupar el lugar que dejaron los famosos Butch Cassidy y Sundance Kid aunque no se parecían en nada a estos ya que se caracterizaban por la brutalidad demostrada en cada uno de sus actos y una marcada torpeza al planificar y ejecutar sus sucesos delictivos.

Otro caso que colaboró en ampliar su imagen de implacable perseguidor de malhechores fue el del chileno José Pozzi quien por entonces infundía pánico en la región por la ferocidad y alevosía de sus crímenes. En la persecución Gebhard y su gente logró matarle el caballo a Pozzi quien sin embargo pudo escabullirse, pero solo por algunas horas.

En la declaración posterior de los hechos que el propio Gebhard escribió para el cierre del caso, relata el dramatismo y la dureza de la captura y muerte del bandolero:

De repente sonó una andanada de tiros, y retumbó tanto en la quebrada que creí partiera de los fusiles de la infantería chilena y no de las carabinas de mi gente. Corrí velozmente hacia el río y en la oscuridad caí desde el alto y escarchado borde de la quebrada. Otra andanada estremeció el ámbito y las balas picaron en el suelo a mi alrededor, pero le aseguro que nunca estuve más contento en mi vida, pues ahora sabía que eran mis hombres quienes había disparado la primera andanada y que era casi imposible que Pozzi hubiera escapado. Sólo lo encontramos a la madrugada. Dos balas le habían atravesado el cuerpo, dos más le habían destrozado los muslos y había quedado toda la noche tirado en el agua del río. No dijo palabra cuando con dificultad lo llevamos a la resbaladiza margen y no contestó nuestras preguntas. Yo le dije:
- Usted tiene escasamente veinte minutos de vida; lo suficiente para que salve su alma, dígame quienes son sus cómplices. Pozzi no contestó.
- Usted se muere…
- No me importa.

El célebre geólogo norteamericano Bailey Willis que por esos tiempos andaba por la Patagonia realizando estudios, elogió y resalto la eficaz tarea de Gebhard en su lucha contra la delincuencia.

Pero el Jefe de la policía fronteriza no se andaba con chiquitas, cuando se cansó de los tribunales de Rawson, donde enviaba para su juzgamiento a los bandoleros que atrapaba, se los devolviera libres y dispuestos para continuar con sus delitos, decidió que no mandaría a juicio a todos aquellos a quienes su instinto le indicara que eran culpables. Implantó la “ley de fuga” y a partir de ese momento muchos presos se fugaron y fueron fusilados.

La policía de Gebhard fue el blanco de muchas críticas por los abusos de autoridad, la prepotencia y la ignorancia de sus efectivos, en 1918 el presidente Irigoyen decidió la disolución de esa fuerza y Gebhard pasado a retiro.

Cuando el relato terminó felicité al muchacho por su gran memoria y por el conocimiento del personaje, me contesto que era una historia familiar, Mateo Gebhard había sido su bisabuelo.



Héctor Gugliermo

👉UPVOTE
👉COMMENT
👉FOLLOW
👉REESTEM

@hosgug

Sort:  

Que hermosa historia de valentia y coraje de un extranjero actuando de policía para protección de los ciudadanos e igual que hoy tuvo que actuar fuera de la ley matando delincuentes aunque no existía derechos humanos. Gracias por esta hermosa historia de valor y coraje

Eran tiempos rudos, los derechos humanos como hoy los entendemos no existían en esa época.

Me gustó la historia. Un hecho muy remarcable en Argentina según leo, alguien muy devoto a su trabajo y con unos ideales muy fuertes de justicia. ¿La ley ampara al delincuente? ¡Pues qué mal! Les echamos plomo para que dejen de estar volviendo a sus andanzas. ¡Muy buena historia!

Coin Marketplace

STEEM 0.29
TRX 0.12
JST 0.033
BTC 63318.34
ETH 3108.17
USDT 1.00
SBD 3.97