Excursión (parte I)

in #cervantes5 years ago


boat-4111335_1920.jpg
fuente

Esa mañana de diciembre había amanecido particularmente cálida, Juan, Esteba y yo hacía un buen rato que estábamos preparando todo para ir hasta la playa del faro desde donde con poco esfuerzo podíamos nadar tranquilos hasta el viejo arenero hundido.

Las chicas y el resto del grupo irían más tarde en un pequeño bote que Julián había conseguido que le prestaran; yo no me habría animado a ir de esa manera, remando como un loco con cuatro personas más en un bote para tres por unos 500 metros, sería una tarea titánica aun con buen tiempo y escaso viento como parecía que tendríamos este día.

El barco hundido estaba ahí desde que recuerdo, creo que fue hace 12 años que comenzamos a pasar los veranos con mi familia en ese pequeño pueblo, con el paso de los años lo he visto crecer y cada temporada más y más gente lo visita, los habitantes están contentos porque eso representa más ingresos para la comunidad pero yo y todos los miembros del grupo no vemos con agrado que “extranjeros” se adueñen de lo que consideramos nuestro, del barco por ejemplo. Por ello es que vamos casi todos los días, no es muy grande el lugar disponible y no queremos que otros ocupen “nuestro” arenero. Allí podemos tontear todo el día, llevamos música, comida, bebidas, toallas para tirarnos a tomar el sol o para taparnos si de pronto el clima se pone fresco, cosa que es bastante habitual en estas costas.

El año anterior estuvo difícil la convivencia con un grupo de muchachos de Quilmes que descubrieron el arenero y quisieron apropiárselo, hasta se animaron a quedarse a dormir y por supuesto no les advertimos que de noche y si se levanta viento, la estancia no suele ser confortable ni cálida. Aprendieron la lección ya que esa noche justamente hubo bastante viento y la temperatura bajó muchos, nunca más se animaron a tanto pero de todas maneras durante el día llegaban y reclamaban un espacio. Por suerte quedaron pocos días y la situación se mantuvo, tensa pero se mantuvo hasta que finalmente se fueron. Esperamos que este año no aparezcan por aquí, el pueblo todavía es chico y no hay demasiada diversión para la gente joven así que con un poco de suerte elegirán otra playa.

Nadar hasta nuestro objetivo no es difícil para nosotros que estamos acostumbrados a las mareas, al oleaje y a la distancia, desde la costa parece lejos pero no lo es, quince minutos a buen ritmo y se llega casi sin sentir el esfuerzo. Una vez arriba ya tenemos acondicionado varios lugares para pasar las horas más cómodos, tenemos un pequeño calentador a alcohol, un par de cacharros de cocina, vasos de plástico, cubiertos y platos de aluminio, también algo de sal y pimienta y varios espacios para sentarnos a comer o retozar al sol. Juan construyó un trampolín desde donde lanzarnos al agua y hacer algunas piruetas para alardear ante las chicas, cuando vienen, porque aun después de varias temporadas siguen considerando peligroso al oxidado barco y sospecho que no se siente totalmente a gusto, solo vienen que porque no hay mucho más que hacer en el balneario.

Cuando llegamos a la playa observamos que aún no había señales de Julián y las chicas, mejor! nos daría tiempo para tomar todo lo necesario, empaquetarlo en una bolsa estanca y nadar hasta el barco hundido, luego podríamos comenzar a preparar el desayuno para cuando llegaran.

Una vez arriba Esteban y yo pusimos manos a la obra en la modesta cocina, era un día bastante especial y hasta tostadas y mermelada tendríamos. Juan mientras tanto hizo honor a su ya habitual rutina de zambullirse un par de veces desde el trampolín, era a todas luces el más atlético y dotado de la pandilla y conservaba la costumbre de practicar saltos y nadar mucho, yo sospechaba que se preparaba para lucirse de la mejor forma ante Angelita.

Luego de su tercer chapuzón nos avisó que había visto la camioneta de Julián llegar arrastrando el bote y que ya estaban en el agua, junto a él había visto a cuatro personas; bien había cumplido su promesa de traer cuatro chicas para emparejar la cosa.

Dejé a Esteban a cargo de la cocina y fui a ver cómo se las arreglaría Julián para llegar remando, me desilusioné cuando observé que ya estaban a menos de 50 metros de nosotros, había sido un viaje tremendamente rápido, se notaba que el remo era uno de sus puntos fuertes.

Una vez todos arriba desayunamos, escuchamos música, conversamos de mil temas y nos reímos mucho, todo estaba perfecto, sería una jornada agradable. Pero como nunca es tan bueno como parece, a media mañana vimos una poderosa lancha con varias personas arriba navegando a todo motor hacia nosotros, nuestra peor pesadilla se había hecho realidad y ante nuestros sorprendidos ojos el mismo grupo de muchachos de Quilmes estaba aquí y más temprano que el año anterior.

Continuará...

Héctor Gugliermo

@hosgug

Sort:  

Jajaja, qué insistentes estos pibes de Quilmes...

Posted using Partiko Android

Así son los pibes de Quilmes! jajaja

Coin Marketplace

STEEM 0.19
TRX 0.15
JST 0.029
BTC 63271.81
ETH 2568.70
USDT 1.00
SBD 2.80