Engaño

En el pequeño pueblo de Corcovado había nacido y vivía Juan Exaltación de la Cruz Robledo, un joven sin estudios ni demasiadas luces pero muy trabajador, tanto que con esfuerzo y ahorrando logró comprarse unas tierras sobre el lago Guacho, muy cerca del lugar donde desemboca el arroyo de igual nombre que trae sus aguas desde el caudaloso río Corcovado.

Eran unas pocas hectáreas pero Juan estaba dispuesto a cultivarlas hasta el último metro, eran fértiles por la cercanía a tanta agua.

Cuadrilátero del Corcovado

No esperó nada para casarse con la Berta, una chica de su mismo pueblo, muy agraciada decía todos y también codiciada por algunos gauchos de las estancias cercanas. Pero la chica lo eligió y ambos se mudaron a sus tierras apenas Juan construyó un rancho, pequeño pero con las comodidades suficientes.

Los años fueron pasando y Juan continuaba trabajando de sol a sol; con el fruto de su trabajo fue adquiriendo varias hectáreas más, de a poco y sin quererlo pasó a convertirse en un hombre rico, tenía plantaciones, vacas, cerdos y últimamente había incursionado en la cría de ciervos cuyo gran valor culinario los convertía en una muy rentable actividad.

El capataz de su establecimiento era un gaucho mañoso e intrigante de nombre Ruperto Saldaña, nunca se supo porque Juan lo contrató, lo cierto es que el hombre de a poco fue ganando la confianza de Berta, y algo más.

Una tarde soleada y algo ventosa de fines de verano, Juan estaba dormido bajo la sombra de un ciprés, probablemente soñando sobre las buenas cosas que había logrado cuando Ruperto se acercó sigilosamente y le atravesó el corazón con un puñal y como si esto fuera poco le clavó un hacha en la frente.

Dejó un reguero de sangre mientras lo arrastraba hasta el lago donde le ató una gran piedra y lo arrojó a las profundidades.

Berta trató de ocultar todo: “Juan se fue de viaje” dijo, pero finalmente la verdad se supo de boca de un joven pastor de ovejas que andaba por allí cuando vio a alguien arrastrando el cuerpo sin vida de otro para arrojarlo a las aguas del lago Guacho, lamentablemente no pudo identificar al asesino.

Presionada por el comisario Robles la Berta confesó el terrible suceso y el nombre de su amante y asesino pero las dudas surgieron inmediatamente ya que algunos peones llamados a declarar dijeron que Saldaña se había ido hacía varios días, según todos, antes del asesinato y desaparición de Juan.

¿La historia que contó Berta sería la verdadera?

Creo que nunca lo sabremos. Berta se suicidó en su celda ante un descuido de los milicos encargados de cuidarla hasta que fuera llevada a juicio para el que faltaban apenas días. Ruperto no apareció más, algunos dijeron que lo había visto en Chile, por la localidad de Coyhaique. Para llevar más confusión al hecho, un par de meses después del asesinato se encontró el cadáver irreconocible de un hombre, cerca de los límites de la propiedad de Juan y Berta, no pocos creyeron reconocer al supuesto asesino.

Los dos hijos del malogrado matrimonio continuaron sembrando sus tierras y criando vacas y ciervos cuyo negocio efectivamente fue muy rentable.

El cuerpo de Juan nunca se pudo recuperar.

Hoy en día, en lo que se da en llamar el Cuadrilátero del Corcovado hay 4 lagos muy cercanos entre ellos cuyos nombres son: Engaño, falso engaño, Berta y Macho de la Berta, todos muy cerca del lago Guacho donde mora el espíritu de Juan Exaltación de la Cruz Robledo.

La fotografía es de mi propiedad
Héctor Gugliermo

@hosgug