Cuando se hace presente un dolor muscular recurro a mi mata de árnica o simplemente tomo las hojas para aplicarla en la parte afectada o bien, mastico cúrcuma. Igualmente cuando tengo gripe o resfriado recurro al jengibre, limón y malojillo. En caso de cálculos o problemas en el aparato urinario preparo una bebida con la caña flota, y para controlar la tos seca recurro a la sábila con limón. Todas estas plantas me permiten, en las mayorías de los casos, aliviar preventivamente algunas enfermedades cotidianas.

Igualmente puedo refrescarme con un rico jugo de parchita y lechosa, así como también hacer delicioso dulce de lechosa. De igual manera, puedo consumir plátanos, topocho y cambur, y aliñar comidas con el ají y el orégano ¡Todo producido en mi pequeño huerto!... pero lo más importante es que me mantiene activo sobre todo en este tiempo de confinamiento, además de que soy profesor universitario jubilado y es necesario ahorrar en el presupuesto de alimentación y salud.

Es bueno destacar que el control de maleza, plagas y enfermedades se realizan sin la utilización de agrotóxicos, lo que permite asegurar el consumo de productos 100% orgánicos, a diferencia de los que conseguimos en las tiendas.

Motivo a los que tienen un pequeño espacio a que lo utilicen para su propio beneficio. En primer lugar, permite ocuparse en el tiempo disponible producto de la pandemia y, por otro lado estará consumiendo alimentos muy sanos y ahorrando dinero.