Cuanto te amaba.

Recuerdo el primer día que te vi, eras tan perezoso y a la vez temeroso, claro pero después de la confianza comenzó el alboroto.

La intensa alegría que me causabas, las ganas de llegar rápido a casa solo para jugar y apreciar tu tierna mirada.

Mis zapatos te comías y mi  ropa interior destrozabas, Tenías una fijación con ese pollo de hule amarillo que empezabas a morder en la madrugada, y como no escucharte si el eco del pollo por toda la casa tronaba.

Las veces que pasabas tu lengua por mi cara eran contadas, pues tenías la costumbre de todas las mañanas subirte a mi cama y morder mi cara, sin mencionar las veces que te escapabas que por más que te llamará me dejabas ahí como loca parada.

Y como siempre después de bañarte ibas a revolcarte en la tierra para luego correr hacía la cama,y como olvidar la vez que tomaste una brocha llena de pintura para jugar, y como de costumbre un desastre ocasionabas, y por su puesto yo tenía que limpiar tus reveladas.

Un perro rebelde y con una personalidad un poco extraña, eras un perro malo pero siempre recuerdo cuanto te amaba.