Ante la angustia, el sentido de la vida

in #spanish4 years ago (edited)

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A partir del sufrimiento, de la angustia, las personas comienzan a pensarse a sí mismos en relación con algo que no es interno, sino que escapa a las propias posibilidades. De esta manera, a partir de una idea trascendente, inician la búsqueda hacia el sentido de sus vidas, el que puede llevarlas hacia un destino que hay que cumplir.

Viktor Frankl ha estudiado por largo tiempo y profundamente la experiencia del sufrimiento y su relación con el sentido de la vida.

El impactante relato que este psiquiatra nos entrega en su libro El hombre en busca de sentido, donde nos cuenta la manera cómo vivió en campos de concentración y la forma en la que, a pesar de todas las adversas circunstancias de su vida, llegó a la conclusión de que la libertad y la dignidad individual son indestructibles, posicionó a este estudioso de la conducta humana en una referencia indispensable a la hora de pensar la humanidad. Su lectura suscita un sentimiento de esperanza e incita a descubrir nuestras verdades más profundas.

En su libro La presencia ignorada de Dios el autor parte de la crítica a las interpretaciones psicoanalíticas, en donde se concibe a las personas impulsadas por fuerzas innatas que se expresan de manera automática dirigiendo la conducta.

Al automatismo del aparato psíquico propuesto por Sigmund Freud, Frankl opone un Análisis Existencial que ve en el hombre la autonomía de una existencia espiritual. En la perspectiva del Análisis Existencial el rasgo esencial del ser humano radica en la responsabilidad del ser para dar respuestas a las interrogantes que su propia vida le formule.

.... el interrogado es el propio hombre; a él mismo toca dar las respuestas; él es quien ha de responder a las preguntas que eventualmente le haya formulado su propia vida”

Para el psicoterapeuta el ser existencial, el hombre, debe dar respuestas objetivadas en los hechos, en las acciones, necesarios a la concreción personal del aquí y el ahora. Frankl manifiesta que las decisiones personales son productos del ejercicio responsable y en libertad del hecho de tener conciencia.

Para explicar la condición humana de ser responsable debo remitirme a la trascendentalidad del “tener conciencia.” De este modo la conciencia que ya desde un principio hemos considerado como modelo del inconsciente espiritual, se convierte en una especie de punto clave en el que se nos revela la esencial trascendencia de este inconsciente espiritual.

De esta manera Frankl arriba a su noción de la religiosidad inconsciente o reprimida, considerándola, en principio, en el hombre irreligioso:

Se ha dicho ya que la conciencia es la voz de la trascendencia y que por lo tanto, ella misma es trascendente. Así pues, el hombre irreligioso no es más que aquel que ignora esta trascendencia de la conciencia. Porque también el hombre irreligioso tiene, en efecto conciencia, también tiene responsabilidad; sólo que no pregunta mas allá, no pregunta ni el “ante que” de su responsabilidad ni por el “de dónde” de su conciencia.”

Frankl afirma que el hombre irreligioso se ha detenido en su camino en busca del sentido porque no se ha preguntado por el “más allá de su conciencia”. Sólo el hombre religioso se atreve a hacerse esa pregunta.

Trabajando fenomenológicamente con sueños, abiertamente religiosos, de personas irreligiosas Frankl encontró que hay en el hombre una tendencia inconsciente hacia Dios.

Es decir, una relación inconsciente pero intencional a Dios. Y por ello hablamos precisamente de la presencia ignorada de Dios

Cuando se produce la represión de la dimensión trascendental aparece una perturbación en la conciencia que convierte a las personas en pacientes neuróticos. En este caso la religiosidad reprimida origina una serie de síntomas entre los que se encuentra la angustia “inquietud de corazón”, como la denomina Frankl. Pero esto no sucede sólo individualmente, llama la atención el psicólogo, sino que aparece también a nivel cultural.

Cuando la fe se atrofia parece como que se deforma o desfigura. ¿Acaso no hemos visto también el terreno cultural, es decir, no sólo a escala individual, sino social, como la fe reprimida degenera en superstición? Y esto ocurre doquiera que el sentimiento religioso es victima de una represión, ya por parte de una razón absoluta o despótica, ya por una razón o inteligencia tecnicista.”

Editorial Herder. Barcelona, España. 1994.

La importancia de la religiosidad en la vida humana ha sido, como sabemos, un tema discutido desde diferentes ópticas en el mundo de las ciencias sociales, así como durante toda la historia, en todo el planeta.

Desde los años setenta el tema es, incluso, investigado en laboratorios médicos donde se parte de la idea de que el sentimiento de unidad con el cosmos, y el de la cercanía con Dios, no son ilusiones particulares o una especulación de la psicología, sino que es producto de una serie de eventos neurológicos que pueden ser científicamente investigados.

Las conclusiones de estas investigaciones apuntan a asegurar que el cerebro humano está configurado para alcanzar las experiencias trascendentes. De esta manera, los avances de la ciencia parecen refutar la idea de que la religión es sólo una necesidad psicológica, una manera de responder a un mundo confuso y peligroso, para asegurar que la religión habita en la biología del cerebro humano.

Lo que la ciencia empieza a asomar hoy ha sido dicho a lo largo de toda la historia humana de infinitas maneras en toda la mitología que ha construido el hombre.

Lo que subyace en toda la mitología es que la experiencia de lo sagrado fundamenta el mundo y que, en la medida en la que el hombre se forma de las infinitas experiencias existenciales, su conciencia se construye religiosamente.
A ello acudirá, como solución ejemplar, cuando tenga crisis existenciales.

La búsqueda de ayuda ante la angustia no se realiza siempre de manera consciente, sino que se evidencia en acciones, muchas veces inconscientes, soportadas por una simbología religiosa que le permiten trascender, de una posición individual en el mundo, a la conexión con una totalidad que al final se revela sagrada.

Ello, con toda claridad lo ha expresado Hölderlin:

Frecuentemente,
bajo tus rayos, oh Helios,
mi pecho sublevado
se eleva hasta el arrojo y se ennoblece.

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Agradecida de su lectura, me despido:

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(Imagen propia editada en Paint)

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Interesante reflexión. Me pregunto que tanto de aprendido habrá en nuestra inclinación inconsciente a la deidad. Me pregunto cómo lo manejarían individuos que crezcan sin referentes religiosos o alusiones a deidades.
En las sociedades occidentales, creo que la mayoría de las personas que desarrollan un sentimiento anti-religioso lo hacen despues de desilucionarse con alguna práctica religiosa, en cuyo caso ya el adoctrinamiento linguístico y cultural se ha dado y va a permanecer latente por el resto de sus vidas.

Querido, @hlezama, muchas gracias por tu lectura. Sería más sencillo responder a tus preguntas si negaras, por ejemplo, el inconsciente. Quienes partimos de la existencia de un inconsciente no lo asumimos como una inclinación, sino más bien como unas fuerzas que nos conminan a actuar en "automático". A parte de esa idea reacciona Frankl diciendo "no, yo tengo la capacidad de decir sobre mí y a actuar en consecuencia", lo que no niega los postulados de Freud. Frankl hace una tercera escuela de psicoanálisis, donde enfatiza el SER... La segunda pregunta es más difícil de responder. es posible que existan individuos que hayan crecido sin referentes religiosos...sería raro pero posible, en tanto no viva en cultura, no se pregunte de dónde vino o a dónde va, por qué ama a sus padres e hijos o a su tribu, por qué entierra a sus muertos, o los incinera, etc. tendría que ser alguien sin sentido del bien ni del mal...que son al final, el bien o el mal, valores religiosos profundos. Creo que usaste una palabra donde se te puede dar la razón: puede haber un individuo sin referentes religiosos, pero si eres un hombre esos referentes te acompañan...
Hay una cierta confusión, que tú mismo asomas, cuando se asimila lo religioso a lo eclesiástico (entiendo que haces alusión a esto cuando hablas de alguna practica religiosa). No son el mismo fenómeno. Cierto, hay mucha gente traumada por efecto de una ilusión incumplida en las relaciones dentro de las iglesias, no por ello la gente deja de buscar...adoctrinamiento linguistico y cultural? suena duro, me deja poco margen de libertad personal, prefiero pensar que necesitamos creer como necesitamos respirar, alimentarnos, amar, conocer...etc. etc.etc.
Un gran abrazo, amigo.

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