Esta noche no encenderé la nave. Esta tarde ya pude vislumbrar a la contra galaxia. El sistema respiratorio ignora el incendio. El gato aguarda en sus ojos. La máscara me contempla desde el pensamiento desnudo. La pantalla de cristal líquido, de humor vítreo, muestra a la puerta cínica. Estoy bailando la danza del sueño, perdiendo el cuello, momificado desde el pensamiento. Estado perfecto de ebriedad: sueño otras piernas, el centro rosado tornándose rojo intensificado. Sabrosa viscosidad, beso morboso y enamorado guardado en la memoria filosa. El tiempo persiste surreal. Caricia lenta, amarga, dulce, vuelvo a cruzar la puerta, corriendo. Volando va la flecha a su vientre traslúcido, pasa mi forma a través de su ventana triangular. Comienzo a caer al espiral del pensamiento infinito que la coloca a mi alcance.

fuente

El trazo, el pulso emocionado, Rayuela, capítulo V, una vez más: la noche del mordisco a ultranza, la Maga y su deseo de que el universo entrara por su sexo para pintar de sangre a las estrellas, para luego llorar de su felicidad animal. Poemas de Ana Enriqueta Terán en el suelo, segundos negros, el fuego y sus fantasmas rasgan la piel del alma, del centro del pecho, queman. Pink Floyd, Wish You Were Here, su mano femenina, escayolada, cambian las olas de una melodía que pulsa suave como la muerte.

Fránmar (Poema de mi creación literaria).