Si hay algo rico y adorable son las galletitas hechas con mantequilla y un toque de vainilla. Solía hacerlas antes de saber del autismo de mis gemelos. Fue algo muy difícil porque con tres añitos, ellos sabían la hora que regularmente le daba su meriendita y una de las chuches que más disfrutaban eran sus galletitas de mantequilla. A Moisés le gustaban con chispitas de colores y a Isaac con chispitas de chocolate.

Para quienes no conocen la receta se las daré. Es una de las más fáciles y al mismo tiempo una de las más ricas: Con pocos ingredientes logras hacer una rica merienda: 200 gramos mantequilla a temperatura ambiente, 120 gramos azúcar, 280 gramos de harina de trigo y 1 cucharadita de esencia de vainilla. Para su proceso solo tienes que unir la mantequilla y el azúcar en un bol, añades la vainilla y luego, con la ayuda de un colador añades la harina de trigo. Cuando logras unir todo sin que queden grumitos, ya solo queda tenderla en el mesón y darle la forma que prefieras con algún cortador de galletas o con algo que te ayude a moldearlas, la llevas por una hora al refri y después la tiendes en una bandeja previamente engrasada y al horno por un tiempo aproximado de 12 minutos. Son deliciosas y si te gusta el café, son el mejor complemento.

Cuando hacía una buena cantidad, solía colocar las restantes en frascos de vidrio con tapas decoradas y las colocaba en la mesa de la cocina. Solo duraban hasta el día siguiente porque nunca aguantaban la tentación. Luego del diagnostico, comenzamos a informarnos y una de las cosas que encontramos que era esencial para ellos era la dieta sin gluten ni caseína y con ello dejé de hacerlas con esos ingredientes. Comencé a sustituirlos y empezamos a disfrutar de otros sabores y de mejor salud