Reflexiones de un gecko
¿A quién favorece mi muerte? Creo que he fallecido de forma injusta. Un gato me cayó encima y me mordió. Ante aquella fuerza, algunos órganos de mi abdomen colapsaron. Mi cadáver pudo haber quedado peor, porque, como lo ven en las fotos, se me ven algunas abolladuras por aquí y por allá y hasta perdí un ojo.
Según la lupa de Google, yo recibo el rimbombante nombre científico de Hemidactylus frenatus, pero mi nombre común es Gecko, aunque otros me llaman tuqueque o lagartijo casero.
Insisto que mi muerte no tiene razón de ser, porque el gato me mató y ni siquiera engulló la carne fresca de mi cuerpo. Así son los felinos. Hay veces que matan solo por placer, por ejercitar sus instintos, les excita cuando ven algún bicho en movimiento. Sin duda que no tenía hambre porque los dueños de la casa siempre le dan algo de lo que queda en la cocina.
Yo era feliz en este sitio. Yo no molestaba a nadie. Yo salía de noche y me dedicaba únicamente a comer plagas molestas como moscas, cucarachas, chiripas, hormigas y gusanos. Al dueño de la casa le agrada la idea de lo que hacen los geckos. Sin embargo, a la esposa le dan grima los reptiles.
Pero, volviendo al punto, después de muerto,si el gato ya no quiere almorzar con mi cadáver, ¿entonces quién? Obviamente, las hormigas vaciarán mis entrañas dentro de unas horas y después las hormigas le servirán de comida a otros animales, porque la vida es como una rueda y las cosas vuelven al lugar de donde salieron.
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Fotos tomadas con un Infinix Hot 11