Navidad de un emigrante

La fría noche se embriaga de recuerdos.
La habitación vacía llena de soledad
y las lágrimas que pronto ruedan por las mejillas.
La ventana humea y la mente se nubla.
Allí el emigrante lejos en pensamiento.
La soledad le embriaga de tristeza.
Sólo vive para recordar su tierra natal.
El frío navideño se acerca a la ventana
y el viento sopla su suspiro fresco.
Lágrimas destilan de sus ojos humedecidos.
Solo y atrapado en su fría habitación.
En su mente no puede dejar de recordar a su familia.
Se imagina a la dulce madre vestida de esperanza
Y a la solitaria esposa que también le espera.
Los niños no dejan de preguntar por él.
Se queda atrapado en la huella de una época triste.
La Navidad juega en su mente y en sus lágrimas.

Sólo puede imaginar la mesa servida
y el plato de Navidad esperándole.
Su silla vacía pregunta por el
y nadie responde.
Pronto empezará la movida de la cena,
la copa está servida
y las uvas decoran la mesa.
No falta la hallaca ni el pan de jamón.
Sólo falta el emigrante que partió a otra nación.
La oscuridad se hace oscuridad
y el hombre no deja de recordar.
La noche sigue siendo fría
y él permanece abrazado a la ventana.
La Navidad se acerca para algunos con alegría
y para otros con tristeza.
Llega la Navidad y yo estoy fuera de mi tierra.
Llega la Navidad con mi tristeza y mi pena.
Lejos de mi tierra, de mi madre y de mi hermosa gente.

Navidad, Navidad que paso lejos de mi tierra.
Navidad que visita mi alma en otra tierra.
Navidad sin mi familia y amigos.
Navidad sin mi tradicional cena familiar.

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