Apuntes de mi memoria #6

Desde que tengo memoria siempre ha existido una lucha interna en mi. Puede ser que al único que le ocurra este tipo de cosas sea mi, pero eso es lo de menos. Soy una persona profundamente solitaria, desprendido de lo más vano de este mundo. Mi mayor codicia es la nada y lo material nunca es peso para mis hombros.

A mi madre siempre le decía que yo iba a ser una persona muy despreocupada por mis intereses personales, y poco a poco que iba creciendo me decían la cucaracha de la sociedad. La verdad esto para mi siempre fue un pormenor, nunca tuve la idea de preocuparme del que dirán. Pero si mantuve la idea de que ser una buena persona puede cambiar por lo menos parte de un gran mundo.

No es que venga yo con una doctrina nueva y filosófica, a decir verdad no me gustaría darle regalos a esta humanidad tan mezquina, esos regalos de ideales y valores se los dejo aquellos filósofos existencialistas que en todas sus teorías buscaron de dar muchas más respuesta para esta humanidad en declive. Existen los que tienen una esperanza por esta generación sin darse cuenta que ellos están pobres, desnudos, ciegos y perdidos. Pero ese es un tema de razonamiento, yo no estoy escribiendo este artículo para regalar mi ideal, escribo este artículo para apuntar mi memoria, porque de eso se trata esta serie de apuntar quien soy, y quienes son los que giran a mi alrededor.

Tal vez los que hayan leído los anteriores pues se darán cuenta que quienes más admiro se encuentran plasmado en mis escritos anteriores, pero aún falta una persona, a esta que describiré a futuro no es alguien a quien yo admire sino más bien es alguien a quien yo amo, porque detrás de esta alma inundada por la soledad habitan seres queridos.

Y es que mis seres queridos me han dado de lo mejor de si para que yo pueda escribir, hasta de cierta manera tengo complejo de escritor, y es porque ellos me lo han dicho un montón de veces. Tal vez no sea el mejor escritor de todos, pero de algo estoy seguro que dentro de mis memorias voy a marcar una pauta, voy hacer que muchos suban sus peldaños, porque quien me lee no lee a un hombre común, sino a uno de esos que inspiran el alma, pero no de una manera en que el lector sea pasivo, sino más bien activo y altivo.

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