Zovek, El Increible

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Zovek como todos le llamaban y de nombre Francisco Xavier Chapa del Bosque quien nació el 13 de abril de 1940, desde niño era muy precoz el cual llamada sus primeras cartas de amor, también le gustaban mucho las historias épicas y mitológicas, como las de Hércules o Sansón, o como la de aquel muchacho flaquito que después de tanto correr cargando en la espalda a un becerro, llegó el día en que entró al coliseo cargando a un toro; o bien, las historias de los hombres más fuertes de su época'.

Por aquellos años, Zovek se encontraba discapacitado a causa de la poliomielitis que había sufrido años antes. Uno de sus tíos de profesión cardiólogo, decidió rehabilitarlo ayudándose con una tabla y un tabique.

Zovek y su tío guardaron el secreto, hasta que un día en que su tío reunió a toda la familia y entonces Zovek caminó, sus padres quedaron asombrados y exclamaban que se trataba de un milagro. Zovek respondió: ``cuál milagro, mi propia voluntad hizo que caminara''.

Más tarde aun débil Zovek ingresó a la escuela. Sin embargo era víctima de los abusos de los demás niños debido a los constantes abusos su tío lo impulsó a entrenar lucha libre y artes marciales.

Todavía no era conocido como Zovek cuando a los 18 años, hizo una demostración de fuerza al jalar con los dientes dos automóviles y dos camiones. También levantaba una tarima con ocho personas sobre ella.

Pero fue en el año de 1966 cuando Francisco Xavier Chapa del Bosque se convirtiera en el increíble profesor Zovek.
Llegando el año 1968, Zovek dio a conocer Vuelo sin Escalas, un método que acercaba al individuo a la perfección física. Adolfo Alvarez quien fuera su asistente, revela los exelentes resultados que este sistema de acondicionamiento físico ``fue aplicado a niños, miembros del Ejército y de escuelas de primaria''.

El 6 de enero de 1969 realizó su primera gran presentación, realizando un escape de una camisa de fuerza. Ese mismo año, y ya como el Increíble Profesor Zovek, hizo su aparición en la Televisión en el que implantó un récord al realizar en cuatro horas 55 minutos, 8 mil 350 abdominales.

El espectáculo de Zovek contaba con proezas de fuerza, escapismo y resistencia. Uno de sus actos más peligrosos y espectaculares fue aquel en el que se introdujo en una caja de madera a la que se le roció gasolina y se le prendió fuego; segundos más tarde, Zovek se había escapado.

Otros actos impresionantes de fuerza consistían en detener con los dientes diez motocicletas en marcha; cargar un Safari lleno de gente o soportar el peso de una combi con el abdomen.

Zovek en cada espectáculo no sólo se limitaba a realizar sus hazañas, tambien explicaba al público qué iba a ver y cómo se había preparado para ello. Al final compartia un mensaje que tenía como fin que la gente tomara conciencia de que ``todo ser humano posee un gran potencial que debe ser desarrollado a través del acondicionamiento físico, y mediante una evolución mental y espiritual''.

Desafortunadamente Zovek no era inmortal y un dia frente a más de cuatro mil personas se habían reunido aquella tarde aproximadamente las 6 en punto. Todos esperaban la espectacular llegada del ``increíble profesor Zovek'', quien descendería por una cuerda que colgaba de un helicóptero.

Cuando la gente miro hacia arriba de pronto el helicóptero apareció en el aire, se ubicó a casi diez metros de altura, tal como se había planeado, pero cuando Zovek estaba descendiendo por la cuerda, el piloto se elevó y empezó a dar vueltas, a una altura aproximada de 30 metros. Colgado de la cuerda, Zovek se balanceaba corriendo un grave peligro.
La gente estaba desconcertada ante lo que sucedía, el piloto fue advertido por personal de seguridad, extrañamente, no hizo caso de estas indicaciones.

Súbitamente, después de estar suspendido y aferrado a la cuerda por un momento, Zovek se resbaló y cayó en la parte posterior de la fábrica perdiendo la vida por el impacto.

A pesar del trágico final la vida de Zovek como lo compartía en sus enseñanzas demuestra el gran potencial del ser humano y que la única barrera más grande somos nosotros mismos.