«Esta pequeña nos cambiará la vida. Estoy seguro»

in #spanish6 years ago
8:15 p. m, marcaba el reloj de una gasolinera en alguna interestatal de poco tránsito.

Aquí hay mucha sangre. ¡Dios! ¡Me voy morir desangrado como este bastardo!—se quejó Tom desde el suelo intentando verse la herida

Mike lo miró con frustración, tuvo que hacer un esfuerzo considerable para no ir a golpearle la cara y seguir vaciando el dinero de la caja registradora en su mochila.

¡Joder!, esto duele mucho Mike. Ese puto psicópata me ha disparado.

Mike resopló y se le acercó para examinar la herida. No se veía bien, la cortada le había destrozado el hombro y no paraba de sangrar por lo que optó por lo más razonable: mentir.

Tu eres el puto psicópata, él apenas te dejará una cicatriz y tu le has volado la cara—dijo señalando el cadáver que yacía detrás del mostrador—. Vamos, deja de quejarte y ayúdame a encontrar la llave.

En ese momento, Cyntia entró por la puerta mirando alrededor.

¿Qué demonios les pasa?, ¿por qué tardan tanto? —preguntó nerviosa.

Mike señaló a Tom con la pistola.

El idiota este se ha cargado al empleado.

Cyntia lo miró con desdén.

¿Otra vez?, ¿no sabes controlarte?

Tom los ignoró. El bastardo que yacía en el piso le había apuñalado y tenía bastante con no desmayarse por el dolor.
A estos tres cazarrecompensas no les había ido muy bien últimamente, las brutalidades de Tom, junto al amor por los casinos de Mike los llevaban a los tres al precipicio cada vez que completaban un trabajo.

Sin embargo, hace dos semanas, Mike llegó al tráiler en el que vivían, asegurando tener la solución a sus problemas. El mejor trabajo de todos, y el último para los tres. Que anhelaban, cada uno, hacer algo decente con sus vidas.

En una conversación con Billy, un fracasado apostador del casino que frecuentaba, un jugador, que no reconocía, mencionó algo sobre el tesoro de la ruta 66. Resulta que un viejo soldado de la marina, quien perdió una pierna en una misión durante la segunda guerra, recibió una considerable indemnización junto a su retiro, valorada en 3 millones de dólares. El anciano, con su moral de patriota y luchador, decidió construir un restaurant de comida rápida junto a una gasolinera aislada en la ruta 66 y dedicarse a él lo que le quedaba de vida. Nadie supo que pasó con el dinero.

Sin embargo, el misterioso jugador, aseguró que el anciano mantenía el dinero en una caja fuerte en su pequeña casa cerca de la panamericana, pero que, la llave la mantenía escondida, allá en la ruta 66. Durante el partido salió a relucir que el anciano vivía solo y que seguramente la llave estaba en alguna parte de esa vieja gasolinera.

Vamos Cyntia, la llave—dijo Mike mientras registraba el cadáver.

Mierda, puede estar en cualquier sitio—dijo Cyntia mientras buscaba por el mostrador.

O no estar—dijo Tom. Que ya estaba agotado por toda la sangre que había derramado y la situación estaba comenzando a sacar de quicio—,olvidemos esto y vámonos. En serio, no me encuentro bien.

¡¿Quieres callarte?!—le gritó Mike, perdiendo los estribos.

Se le acercó, más rápido de lo que hubiera gustado a Tom, se agachó y le susurró despacio:

Me importa un saco de mierda como te encuentres. Pero más te vale ponerte de pie y hacer algo útil de una vez. No hagas que me arrepienta de haberte incluido.

Mike nunca había estado tan desesperado por culminar satisfactoriamente un trabajo, una vez apareciera la bendita llave, el resto sería pan comido, par de disparos, tres cuerpos encontrados en una vieja gasolinera, seguro los diarios lo relataran como crimen de camioneros, mientras el conduciría hasta México con los bolsillos llenos.

Tom se levantó como pudo agarrándose el hombro y se acercó a la puerta.

En eso, Cyntia se acercó a ambos y les gritó:

Ese estúpido—señalando al cadáver — ha activado la alarma, apúrense, yo vigilo.

Mike entró a una habitación que decía almacén en la puerta, y estaba repleto de cajas, herramientas, e implementos de limpieza.

Tom esperaba en el umbral de la puerta sujetando firmemente su arma. A medida que aumentaba su dolor, aumentaba también su angustia.

Deberíamos largarnos cuanto antes—dijo.

¿Podrías decir algo que no sepamos?—replicó Cyntia de rodillas mirando los estantes inferiores.

En este punto, no podían renunciar. Al menos no ella, necesitaba el dinero. Su madre había llamado tres días atrás desde Puerto Rico, su padre enfermó y el seguro no cubría lo suficiente. Esa llave era su boleto doble de salida, para ella, del país, para su padre, de cuidados intensivos.

Mike soltó una especie de chillido de victoria.

—_¡Aquí está! —gritó levantando una cajita de madera que vació encima del mostrador. Los dos se acercaron.
Había un par de medallas, papeles viejos y una pequeña llave alargada. Mike la cogió y se la mostró a sus compañeros.

Esta pequeña nos va a cambiar la vida. Estoy seguro.

Cyntia se le acercó y lo besó en los labios. Mike soltó un extraño gruñido y se tambaleó hacia atrás sujetándose el abdomen, que sangraba a chorros.

Puta de mierda—masculló con la voz rota de dolor.

Cyntia sonrió observando el cuchillo con el que acababa de apuñalar a Mike. Se agachó para coger la llave, le susurró algo y le rajó el cuello. Cuando se levantó, Tom le apuntaba con el arma.

¿Qué mierda acabas de hacer?—Le preguntó.

—T_ranquilo Tom_—dijo ella—,él se iba a quedar con todo, ahora nos lo repartiremos entre los dos.

Tom no respondió. Cyntia dio un paso para acercarse. Él se preparó para disparar.

Venga, siempre has sido mi favorito—le dijo con una mirada pícara—. Nos iremos solo tú y yo. Imagínalo. Una hermosa playa de fondo, par de copas de champán y mi mejor bikini negro. Vámos, ¿qué dices?... ¿Tom?

No podía negar que esa idea le atraía, Cyntia era una morena bastante atractiva. Pero no era momento de dudar. Ella mentía. Cyntia dio otro paso. Tom apretó el gatillo.

El impacto arrojó el cuerpo de Cyntia hacia atrás. La llave cayó al suelo justo delante del cadáver del empleado.
Observó la escena en silencio. Con lágrimas en los ojos se agachó a coger la llave. No tuvo fuerzas para volver a levantarse, el hombro le dolía insoportablemente, se sentía débil, tenía frío.

Miró la pequeña llave que «les cambiaría la vida», como dijo Mike. El sonido de unas sirenas se hacía cada vez más fuerte.

Ahora ya todo daba igual. Se sentó en el suelo, si salía de ésta, cambiaría de vida.

Si salía de ésta…

No había forma de salir de ésta.

Coin Marketplace

STEEM 0.20
TRX 0.13
JST 0.029
BTC 61016.36
ETH 3388.27
USDT 1.00
SBD 2.56