Sábado de Pasión desde Málaga y...

in #spanish5 years ago (edited)

Debatimos en televisión. Alguien habla de sentimiento. La ciudad es sentimiento. Sí, también, qué pasa. Si no somos capaces de provocar un entorno idiosincrásico que encadene generaciones que compartan ese entorno y su relato, no estamos entendiendo nada. Si no somos capaces de favorecerlo, si no dudamos en destruir el que hay o en mirar para otro lado mientras es destruido, peor. Sí, peor. Porque si la ciudad no se siente dejará de ser idiosincrásica. La Semana Santa malagueña es ejemplo de ello. Por eso, quizá, ahora, se habla tanto de ese lugar del centro de Málaga que es popularmente denominado la Tribuna de los Pobres…

Cautivo. Semana Santa de Málaga

La Semana Santa es arquitectura efímera. Las calles se llenan de imágenes que habitan altares como edificios que transitan durante casi toda la semana. En un país ya constitucionalmente aconfesional, en un mundo libre y diverso, con su ADN felizmente contaminado, sólo la emoción idiosincrásica de la Semana Santa la mantiene viva. Porque cada mano que lleva agarrada la mano de un niño manchada de cera por la calle es la mano de tu padre o de tu madre, y el niño es el niño que fuiste tú. Las manos son importantes en Semana Santa. Abrazan el varal, agarran los bastones y las mazas y las bocinas y el libro de reglas y los estandartes, el guion, el alzacables, el cirio... Manos que aprietan a otras manos en el itinerario de las cofradías en su escenificación callejera, penitencial, antropológica, artística, cultural, idiosincrásica. Las manos atadas del Cautivo, las manos heridas del Crucificado, las manos implorantes de cada Virgen que es cada madre. Y las manos que agarran las treinta monedas y las que sostienen el látigo y… Mañana, Domingo de Ramos, a quien algo no estrena se le caen las manos.

Cofradía Estudiantes. Pza del Obispo. Semana Santa de Málaga

Y las manos que saludan al visitante. Lo idiosincrásico es un imán para el turista. Las experiencias, vivir una experiencia, el nuevo factor a tener en cuenta en la industria del Turismo, lo que se vende ahora al viajero, conecta con lo idiosincrásico. Y si lo idiosincrásico contiene un sentimiento, el viajero lo depreda y hace bien. La emoción, como la risa o el llanto, se contagian. En Cuba hay un pueblito llamado Rincón. Cada año se produce allí una peregrinación que podría asimilarse o no con las romerías andaluzas. El sincretismo afrocaribeño lo hace impactante para la mirada occidental. Al menos le impactó a la mía hace años. Miles de personas se acercan andando o de rodillas o arrastrándose literalmente a pedirle salud al santo, al entronizado mendigo llamado Lázaro que aparece en el evangelio de San Lucas. Para colmo, una parte de los peregrinos le piden como a Babalú Ayé, señor de la tierra y deidad u orisha de las enfermedades graves en la tradición yoruba. Los sacerdotes intentan poner orden jerárquico en el alias de la venerada imagen, patrimonializando ese fenómeno de religiosidad popular y el día grande de la movilización, cada 17 de diciembre, es el único día que permiten fumar puros dentro de la iglesia. Yo viví esa experiencia para contarla, como ahora hago aquí, aunque someramente.

Tribuna de los Pobres abarrotada al paso del trono de la Virgen del Rocío. Semana Santa de Málaga

Desde mi actual agnosticismo, aunque de sólida formación cristiana y alto grado de empatía con la fe de mis mayores, podría trasladar la reflexión de que sólo un alto grado de irracional primitivismo mantiene viva semejante manifestación de ignorancia, pero no lo creo tan simple. Me gusta y mucho la Semana Santa de mi tierra. La he trabajado, leído, pregonado, rezado, bebido y vivido. Por eso comprendo a quienes temen que, una vez más, la Tribuna de los Pobres sea devastada. Aunque el proyecto de rehabilitación de la zona esta vez sea bueno y la escalinata no tenga más valor arquitectónico que el de cumplir su función y ser aprovechada como grada para ver sentado la Semana Santa de Málaga. Aunque sólo sea de los años 60, prácticamente. O aunque quien la defienda jamás se haya sentado en uno de sus escalones agarrado a la mano de su padre, girando la cabeza, para ver bajar por la rampa de la Aurora al Dios que camina sobre los hombros de la ciudad.

Cartel Semana Santa Málaga 2019

Y aunque pocas cofradías pasan ya por esa calle Carretería. Y aunque ya no saquen sus sillas bonitas y feas y desiguales y curiosas a la acera para sentarse los cada vez menos vecinos reales. Aunque la vida es cambio y la ciudad está viva, soy de los que creen que a Málaga no se la está sabiendo cuidar de su exitoso crecimiento. Y cuando los organismos crecen, bajan sus defensas y quedan expuestos a malformaciones y enfermedades, sobre todo si emplean todos sus recursos en sólo crecer más. Y a veces más es menos. O, si lo prefieren, como la vida nos enseña, a veces menos es más. Por eso, menos políticos en campaña electoral es más Semana Santa (bien por Mena). Y menos mamotreto metálico invadiendo la Plaza de la Constitución es más Málaga (bien por la reducción de la anacrónica tribuna oficial, aunque haya sido en parte propiciada por el obligado nuevo itinerario) Y Feliz Semana Santa, con pasión…

(c) Domi del Postigo / www.domidelpostigo.es

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