Camino junto a ti, hasta el árbol dormido
donde nacen las historias que llevan profundos recuerdos.
Épocas que nacen del rio y se pierden en el firmamento,
en tus consejos vive el conocimiento y en tu palabra la alegría.

Sabia como ninguna esa eres tu, inmensa, serena, en calma.
Mientras la edad se va entre las arenas del tiempo
sentados en la inmensidad de noviembre,
la vida se tiñe de blanco para adornar el valle.

Tu voz me arrulla como la verdad inmensa
del bosque y la experiencia,
y juego mientras las montañas observan
tus ojos reflejando la nostalgia del ayer.

Juventud que te marchitas con cada amanecer.
compartiré contigo, abuela querida, este momento único y feliz,
todas las mañanas de esta brillante y verde primavera
cuando nazca el sol fuerte te abrazare.

No te la lleves vida, escribí ingenuo en el regalo que me dio mamá,
una carta sin tinta dirigida a la eternidad,
fotos de un noviembre fresco y mi ángel protector.
Ahora mi piel ajada, acompaña tu memoria.