¿PUEDEN LAS REDES SOCIALES SER PERJUDICIALES PARA LA SALUD? ¿QUE OPINAN?

in #spanish7 years ago

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En un nuevo capítulo de su serie “Hard Questions“ titulado “Is spending time on social media bad for us?“, Facebook admite que bajo determinadas circunstancias, el uso de las redes sociales puede provocar efectos negativos sobre las personas.

Desde mi punto de vista, es la mayor tontería que he visto escrita en mucho tiempo: una de esas afirmaciones que son, en realidad, verdades universales, y que requieren una lectura e interpretación completa antes de que, como tantos hacen hoy en día, nos lancemos a compartir sin medida tras simplemente leer el titular.

¿Puede el uso de redes sociales ser malo? ¡Por supuesto! TODO, absolutamente TODO, puede ser malo para la salud. Los americanos lo dicen claramente en una frase hecha, “too much of a good thing can kill you”. Hasta las cosas más buenas son potencialmente malas y te pueden matar, desde ejemplos tan obvios como el alcohol, que sienta fenomenal en determinadas ocasiones pero puede llegar a mataros a ti o a tu hígado cuando te excedes en su consumo, hasta cualquier otra cuestión, sea el ejercicio, el café, el azúcar, el queso o el dulce de leche. Da igual de qué hablemos: un consumo excesivo o mal entendido puede matarte. Es tan obvio y tan estúpido que resulta profundamente sorprendente que se comente. ¡Dios mío, que hasta la propia Facebook lo reconoce!! ¿Claro, no hace más que reconocer una obviedad tan grande como que el mal uso de cualquier cosa puede ser perjudicial, no veo nada sorprendente en ello! A las tabaqueras, de hecho, les costó mucho más hacerlo…

¿Pueden ser negativas las redes sociales? Pues eso, como todo. Un uso adecuado de las redes sociales te permite mantenerte más en contacto con tus amigos y conocidos, puede generarte incluso más ocasiones para la socialización y el contacto casual periódico, mantenerte más informado de lo que hacen o a qué se dedican, de sus circunstancias personales, de sus viajes o de su vida en general. ¿Es superficial? Por supuesto… ¿es que de verdad esperábamos una profundidad rayana en lo filosófico de una red social? ¿Lo esperamos de una conversación cuando te encuentras en una acera, o de un café en un bar? “Vaya, me felicita el cumpleaños por Facebook, qué poco personal!” Ya, por supuesto, porque cuando te ve y te da dos besos es un momentazo místico de profunda contemplación… ¡venga ya! Las relaciones sociales, en gran medida, están compuestas de momentos completamente superficiales, de comentarios vanos, de chistes que no reflejan más que las ganas de echar unas risas, y de tonterías que no van a ningún sitio ni tendrán lugar jamás en ningún tratado de nada. Lo único que hacen las redes sociales es reflejar eso: si solo las utilizásemos para reflejar sentimientos genuinos, profundos y con un valor testimonial similar al de una promesa de amor eterno, serían un maldito tostón y no las utilizaría nadie con regularidad! No, la vida no son las redes sociales, pero tampoco es una sucesión de momentos necesariamente trascendentales y profundos. La vida es otra cosa.

¿Pueden las redes sociales volverte un psicópata, un acosador, un voyeurista, o generarte una depresión? Pues por supuesto que pueden. Como todo. Mal utilizadas, las redes sociales pueden convertirte en todo eso o en un asesino en serie, según sean los procesos que tienen lugar en los recovecos de tu maldito cerebro. Vamos a dejarnos de tonterías, por favor: si pretendemos dedicarle tiempo a pensar si las redes sociales son malas o no, tendremos que dedicárselo también a los terribles efectos secundarios del exceso de dulce de leche, o del queso. Y no, por el queso si que ya no estoy dispuesto a pasar!

¿Quiere eso decir que no tenemos que hacer nada? No, tampoco. Si una parte del mal uso de las redes sociales son personas que las utilizan para hacer sufrir a otras mediante acoso, insultos, amenazas o actitudes negativas, deberemos intentar poner freno a ese tipo de comportamientos. Si hay personas que se deprimen, o que llegan a plantearse el suicidio debido en parte a su uso de las redes sociales, deberemos intentar detectarlo y ponerle freno, porque intentar ayudar en esas situaciones siempre es potencialmente positivo, de pura humanidad y de sentido común. ¿Resulta posible que un adolescente, obsesionado por la inyección de dopamina que le supone cada Like en una foto de Instagram, termine compartiendo lo que no debe? Por supuesto, y si no lo educamos en condiciones, es muy posible que ocurra. ¿Quiere decir eso que Instagram es malo? No, coño, ¡quiere decir que no se puede renunciar a educar a los niños, y que quien lo hace es un irresponsable!

Si hay pautas de uso de Facebook destinadas a generar un uso compulsivo o a que compartamos incluso lo que no debe ser compartido, deberemos protestar contra ellas e intentar acabar con ellas. ¿Qué sentido tiene que Facebook me recuerde en cada una de mis publicaciones que puedo gastarme dinero en promocionarla para que llegue a más personas, y que por más que oculte ese “amistoso consejo”, Facebook se empeñe en volvérmelo a mostrar? ¿Serías tan amable, Facebook, de dejar de hacer esa estupidez? Que sí, que ya sé que tienes que vivir de algo, pero no va a ser de que un profesor se dedique a gastarse el dinero de su sueldo en llegar a más personas… si se supone que me conoces tan bien, a estas alturas deberías ya de saberlo, y no tratar a todos los usuarios con el mismo patrón cansino y repetitivo, ¿no te parece? ¿O es que la inteligencia artificial solo se usa en un sentido? Si Facebook va a modificar progresivamente sus algoritmos para que mis publicaciones lleguen cada vez a menos gente y sienta que la única manera de llegar a los mismos que llegaba antes es gastarme dinero en publicidad, pues vale, qué le vamos a hacer, es su algoritmo y lo utiliza como quiere, pero posiblemente acabe cansándome de la condena artificial a una forzada irrelevancia y me vaya con mis contenidos a otro sitio.

Pretender que las redes sociales son como el tabaco es, sencillamente, una soberana estupidez. Si no tienes madurez como para gestionar tus redes sociales sin generarte una depresión o un cabreo diario, abandónalas, pero no vayas por el mundo protestando por unos efectos que solo tú te causas a ti mismo y pidiendo medidas cautelares de protección, porque es lo que hay: todo en exceso o mal utilizado puede matarte. La vida mata. Vamos a dejarnos de sobreprotecciones y de tonterías, por favor, que a base de intentar protegernos de todo van a conseguir que no sepamos protegernos de nada.

FUENTE: Enrique Dans

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