De Lunes a Lunes semana 6 / Ataques de risa/ por @cruzamilcar63

Identificados


La tía Josefina dormía en uno de los cuartos que estaba al lado del baño. Nosotros, cuatro hermanos que en aquel entonces rondábamos entre los catorce y diecisiete años, en los meses de vacaciones salíamos todas las noches y regresábamos a una hora bastante tarde para las costumbres de nuestra casa, donde ya a partir de las diez, después que terminaba la comedia, todas las mujeres se acostaban a dormir.

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La puerta principal la dejaban entrejuntada, es decir, sin que estuviese cerrada completamente. Cuando regresábamos al hogar, cada quien casi siempre a una hora distinta, con mucho cuidado, empujábamos la silla que estaba detrás de ella para que no hiciera ningún ruido, entrábamos, íbamos al baño y luego nos metíamos a la cama. Todos poníamos un especial esmero en que esa bendita silla no sonara en el momento en que abríamos la puerta; en primer lugar, porque tratábamos de molestar lo menos posible a quienes ya se encontraban durmiendo y la otra razón, tan importante como la primera, era que no queríamos, por nada del mundo, dejar en evidencia que nuestras salidas se prolongaban hasta la madrugada.

Sin embargo, por más silenciosos que quisiésemos ser, la tía Josefina se daba cuenta, con una precisión despampanante, a qué hora llegaba cada uno y lo comentaba, sin ninguna consideración, a la mañana siguiente: “El primero que llegó anoche fue Jaime, después entró Amílcar y enseguida Jimmy, el último que llegó fue José Ángel, era bien tarde.” Aquello era un misterio para nosotros, cómo sabía con tanta seguridad el orden en que entrábamos a la casa. Más de una vez registramos sigilosamente por todos los rincones para ver si estaba escondida en algún sitio aguardando nuestro regreso, pero no era así, siempre se encontraba en su cuarto.

El enigma se aclaró en cierta oportunidad en que José Ángel entró, guardando el más absoluto silencio, y sintió cuando fue al baño que la tía roncaba suavemente en su cuarto, estaba profundamente dormida. Pero en cuanto el chorro de la orina cayó en la poceta, ella se agitó en la cama, carraspeó y dijo: José Ángel, mijo, haz el favor, guarda en la nevera la comida que está ahí en la cocina.” Fue ahí que nuestro hermano se dio cuenta de que por el sonido del flujo del líquido secretado por los riñones al caer en el agua, nuestra tía nos identificaba sin titubeo alguno. La cascada del pis en la poceta era para ella el rumor sonoro para reconocernos con una desquiciada exactitud.

Dos noches después, la tía Josefina nos despertó a todos con unos gritos terribles: “Ay, Dios mío, párense que se metió un hombre en la casa;” cuando salimos al pasillo, ella estaba temblando y señalando hacia el baño, casi paralizada por la conmoción: “Ahí, ahí, está un hombre que quizás vino a robar,” decía para que nosotros actuáramos de inmediato. Yo traté de abrir la puerta del baño, pero no pude, la habían asegurado desde adentro; ya José Ángel venía con palos y machetes para echarla abajo a la fuerza, cuando la puerta se abrió sola y vimos a Jaime en el suelo con un ataque de risa, porque era él quien había provocado aquel desbarajuste: Cuando entró al baño, en lugar de orinar, tomó un envase de champú lleno de agua y lo vertió en la poceta; la tía, al escuchar aquel chorro tan raro, al oír esa cascada que no estaba en su archivo sonoro de identificación, en seguida presumió que había ingresado un extraño a la casa y comenzó a proferir sus gritos.

A Jaime debimos sentarlo en un mueble, moverle los brazos y masajearle en el pecho para que se calmara; un rato después, dejó al fin de reír.




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Invito a los amigos: @luscelysa, @doriscermeno27 y @felixgarciap.

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Hola amigo muchas gracias por la invitación. Suerte y saludos 🤗

Ja,ja,ja,ja qué buena anécdota y qué gran oído el de la tía, mira que identificar por el chorrito a cada uno de sus sobrinos, debe ser un ¡arte! Me gustó mucho tu manera de redactar, atrapa al lector. Gracias por compartirnos esta historia de ataques de risa. Saludos

Sí, la tía no tocaba ningún instrumento, pero tenía muy buen oído, debió dedicarse a la música. Gracias por sus comentarios... Suerte.

Hola amigo, wao que precisión la de tu tía y que bromista tu hermano jajajaja, pobrecita casi le da un onfarto jejeje
Saludos amigo, éxito en el concurso, que tengas un feliz y bendecido día.

Gracias, amiga, por acercarse a mi publicación para comentar y por sus buenos deseos. Saludos.

¡Qué anécdota tan divertida! Es para morirse de risa, mi amigo.

Sí, todavía hoy nos morimos de la risa cada vez que la recordamos. Saludos y suerte, amiga.

No te imaginas cuánto he disfrutado tu participación, qué método para reconocer personas tan peculiar y qué salida la de tu hermano, me imagino que esas risas se escucharon en toda la casa.
Como siempre tu estilo de redacción atrapa al lector.

Saludos cordiales.

En verdad, esta es una de nuestras anécdotas familiares más memorables, nunca dejamos de recordarla y cada vez que lo hacemos, nos reímos mucho.
Saludos, amiga.

Ah, cuento pa´bueno este, jajaja.

Me complace que te guste, amiga. Saludos por allá por mi tierra.

No pude parar de reír con tu publicación imaginando, por un lado, a tu Tía con la conmoción, por el otro, Imagiando a José Ángel con los palos y los machetes y al otro muerto de la risa... Se pasaron de verdad...

¡Ja, ja, ja, ja, ja!

Me terminaste de matar con esto

al escuchar aquel chorro tan raro, al oír esa cascada que no estaba en su archivo sonoro de identificación.

Me encantó leerte, saludos @cruzamilcar63

Es siempre una alegría saber que alguien disfruta de lo que escribimos. Muchísimas gracias, amiga @yeceniacarolina, por dedicarle unos minutos a esta publicación y acogerla con el mismo cariño que le ponemos al producirla. Saludos y éxitos.

Gracias por la risa que provocó tu escrito, jajaj un abrazo

Gracias a ti por leer mi publicación. Saludos, amiga.

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