En este momento, mientras escribo, reflexiono y me digo: otro día bueno que agradecer. Hacer un diario es registrar esos momentos que hacen un día diferente. Así lo prefiero. Hoy es día del educador en Venezuela, así que es mi día.

 

Hoy me levanté más temprano que de costumbre porque teníamos previsto ir a un poblado aquí en Aragua, que se llama Sorocaima. Allí hay dos estadiums, en uno de ellos jugaría el nieto de Gero.

 

Preparé unos sandwiches de salchichas, agarramos agua, (hoy la ponían media hora, a las ocho) y un poco antes de las nueve estábamos en camino. Agarramos autobús rápido, cuando llegamos ya el juego había comenzado, subí la grada hasta la parte más alta donde no pegaba sol y me dispuse a tomar fotografías y hacer vídeos del juego. (Perdieron)

 

Muchas reflexiones acerca del trabajo que realizan los técnicos del equipo que no apoyan a los niños sino que se dedican a regañarlos. Desde la mañana los niños se notaban desanimados.

 

Casi al mediodía fuimos a visitar a un familiar de Gero que estuvo enfermo. Le acompañamos bastante rato, y ayudamos a los quehaceres del hogar.

 

 

Mi cuñada notó que la mata de tapiramos tenía bastante carga y se puso a cosechar y le ayudé un rato y también a desgranar.

 

 

Desde mi infancia no escuchaba el nombre de este grano, la planta parece monte, me dicen que es muy sabroso, mi cuñada me regaló un poco, que traje para preparar mañana.

 
 

También había un inmenso árbol de guayabas muy cargado, pero solo le tomé fotografías.

 
 

 

Como a las tres de la tarde nos regresamos, aún nos quedaban dos sandwiches, nos detuvimos en una panadería y compramos malta para acompañarlos. Al llegar a casa decidí dormir un rato y cuando desperté preparé café y algo ligero para comer.

 

El resto de la tarde lo ocupé en leer algunos posts y escribir este diario mientras de vez en cuando pregunto cómo va el juego de béisbol entre Leones y Tigres en la televisión.