México lindo y especial

“Andar con el Jesús en la Boca” es la típica preocupación de las madres mexicanas, cuando sus hijos están fuera de casa y tardan en llegar; suelen decir: ¡órale, mijito me tenías con el Jesús en la boca!

México, su historia, sus tradiciones, sus mariachis y su gastronomía; si gustan de lugares mágicos, les invitamos a acompañarnos, bienvenid@s...

Esta escultura representa a uno de los cuatro pegasos, que están en el palacio de bellas artes, en el Zócalo; ubicado en el centro cultural y de algunas oficinas de gobierno. La idea de estos pegasos es configurar un cuadrante del palacio, hay uno en cada esquina, por así describirlo; están diseñados en bronce por el escultor catalán Agustín Querol; siendo montados en sus esquinas en 1912; aportados por el estadista y presidente Porfirio Díaz.

Los pegasos hacen parte de las mitologías humanas, que vienen a recordar a la persona, la ambición por volar más allá de su imaginación, representan fuerza y gracia para ascender sobre las alas de los deseos intensos y trascender este mundo, para llegar a nuevas esferas en el cosmos. En conclusión, están asociados a los sueños elevados; el número cuatro está asociado a los puntos cardinales y también se le considera divino.

El palacio de bellas artes es un patrimonio cultural de la humanidad, reconocido por la Unesco. Su construcción se inició en 1904 para conmemorar el centenario de la independencia, pensado como teatro nacional; por circunstancias de la revolución, se logró terminar en 1934. Siendo rebautizado finalmente. Toda la historia que alberga este monumento, se debe a la relevancia cultural y a la arquitectura prehispánica única.

Está situada, en pleno centro histórico de Zócalo, se dice que es el máximo ejemplo y esplendor de la arquitectura colonial, debido a que su construcción tardó casi tres siglos, debido a los varios estilos, como: el renacentista, al barroco y el neoclásico; todos convergen en una belleza única, apreciada por el ojo entrenado en arte y el corazón amador de lo sublime. Hernán Cortés puso la primera piedra en 1.524.

Los tacos al pastor son los que más cautivan a los foráneos, Su sabor especial debido a las carnes adobadas al estilo libanés, y luego asadas, donde sus sabores se mezclan entre sí; como es la carne de puerco/cerdo, carne de ternera; para luego cortarlas en finas rebanadas, que van a parar a tortillas de maíz y aderezadas con finas hierbas, cilantro, cebolla, piña y no pueden faltar los chiles rojos molidos, que resaltan el color rojizo característico.

Todas las clases sociales sucumben ante este representativo plato. Es llamativo como ensartan las carnes y las apilan tipo estaca de hierro y gira cual trompo verticalmente, y lentamente las llamas van cociendo las carnes, previamente adobadas. Su nombre se debe a que en los campos los pastores así lo hicieron desde siempre, y la costumbre se extendió a la ciudad y al mundo entero, donde haya un mexicano.