El Maracucho- La Leyenda del Lago de Maracaibo.
Hola mis queridos Steemians, hoy les dejo por aquí la leyenda ancestral de nuestro Lago de Maracaibo.
Cuenta la leyenda que en una edad remota, cuando el gran Zapara era señor de todas estas tierras, en el espacio que hoy cubren las aguas se levantaba una inmensa selva. Zapara estableció sus pueblos en las orillas de la enorme selva y la reservó para su mansión y recreo.
Con sólo su voz, pues poseía el don de la magia, levantó en el centro de la selva un enorme palacio encantado. Allí vivía con su hija Maruma, tan graciosa y bella como un rayo de sol, y poetisa y cantora del dulce voz.
Zapara, el gran señor, jamás quiso darla en matrimonio, pues la reservaba para deleitarse con su canto y sus sentidas poesías.
Un día se ausentó el gran Zapara, y la bella Maruma, armada de su arco y flechas, se internó en la selva en la persecusión de un siervo. Ya lo tenía a tiro y estaba apunto de soltar la cuerda de su arco, cuando vió que el siervo caía herido por la flecha de un invisible cazador, que resultó ser un joven muy apuesto.
Se llamaba Tamare, y había sido arrojado de su pueblo porque, dotado del don de la poesía, su gente creia que no servía para nada. Andaba errante y ya llevaba cinco días sin comer.
Maruma llevó al joven al palacio, hizo que le sirvieran un gran banquete y, cuando terminaron, Maruma le cantó a Tamare una canción de amor.
Cuando la doncella concluyó, Tamare improvisó en respuesta los más tiernos poemas que pudiera concebir un alma enamorada. Cantaron y bebieron.
Recostados sobre mullido plumón y en estrecho abrazo, continuaron sus improvisaciones que terminaban en un dulce beso, sin caer en cuenta de que el tiempo pasaba muy rápido.
Llegó por fin el gran Zapara y al acercarse al palacio y escuchar en el aposento de su hija el canto de un hombre alternando con el canto de Maruma, lleno del más rabioso dolor dió sobre el suelo una patada tan formidable que la selva entera se hundió convirtiéndose en un abismo.
Al punto, que los caudalosos ríos de las cordilleras vecinas se precipitaron en torrente dentro de la enorme cuenca. Y para que ésta se llenara mas rápido, Zapara se dirigió al norte y abrió la tierra con sus manos poderosas e hizo que entraran las aguas del mar. Luego lleno de dolor, no queriendo sobrevivir a la catástrofe, entreg´el reino a su hijo Maracaibo y arrojandose entre el mar y el lago se quedó convertido en isla.
(Isla Zapara)
Pero los enamorados nada habian sentido y seguían cantando canciones de amor. Invadieron las aguas el palacio y penetraron en la alcoba de los dos amantes, pero ellos no oían ni sentían nada.
Ajenos al castigo, seguían cantando e improvisando versos de apasionado amor. Finalmente el agua los cubrío llevándose a la superficie las ondas sonoras de su postrera canción. El canto de los enamorados se fundío con las aguas y, por ello, desde ese momento el lago no muge como el mar ni ríe como los otros lagos, sino que susurra poesía y canta estrofas de infinito amor.